Después del Sinaia. Introspecciones de un exilio. Exposición gráfica de seis exalumnos del Colegio Madrid en la sede de la UNED-Ateneo Español de México del 3 al 17 de diciembre

En el siguiente enlace podrán revisar algunas de las ideas a las cuales nos adherimos los miembros del Proyecto de exposición Después del Sinaia: Introspecciones de un exilio, y entre ellos yo durante la inauguración en la sala de exhibiciones de la Universidad Nacional de Educación a Distancia de España en México y del Ateneo Español de México (Hamburgo #6).

http://madridcomunica.mx/?p=5201#comments


De cualquier manera, también podrán revisarlo a continuación en castellano.

The english version will be uploaded soon.



[Palabras leídas por los expositores el día de la inauguración el 3 de diciembre de 2014]

Para darles la bienvenida a este evento, entre varios de los compañeros que participamos en este proyecto, consideramos importante escribir unas palabras que compartieran de una manera más entera el porqué de nuestro proyecto y del cómo nos vinculamos a él diariamente.

Por ello me he tomado la libertad de escribir unas líneas (a pesar de mi poca experiencia como escribiente) para hablar de la sintonía e inquietudes, propias de los participantes, que hacen posible este proyecto.

Para comenzar, contarles que todos aquí tuvimos oportunidad de haber cursado, por cortos o largos periodos de tiempo, nuestros estudios en el Colegio Madrid, así como también, en su mayoría, tuvimos el interés en participar en el proyecto de Alfabetización Rural y/o Urbana del mismo.

Este espacio educativo, en formación, es distinto y quizás especial a tantas escuelas mexicanas. En lo personal, esa distinción radica principalmente en la constitución de estudiantes a base de un pensamiento crítico que incita a cuestionar, investigar, intercambiar y reflexionar ideas, en un escenario de discusión donde convergen y se comparte distintas libertades de expresión de manera colectiva.

Esta particularidad que lleva como fundamento una República, también coincide con una raíz, que aunque a veces olvidada, es de infinita importancia: la Cosmovisión Indígena Mexicana; la cual nos enseña a respetar y comprender nuestro contexto, como también a compartirlo y quererlo en colectividad.

A este sincretismo (me parece) se debe este proyecto, donde se cuestionan los 75 años de Exilio Español, a través de la introspección de las identidades de cada uno de los participantes. Estas introspecciones son expresadas por medio de intervenciones fotográficas, reflejando: confusión, ira, dolor, rabia, pasión, amor, cambio, memoria, reencuentro, esperanza, unión, fuerza, felicidad, conocimiento e incluso nuevos colores y sabores.

En el marco de las Jornadas Internacionales sobre la Educación en la Segunda República Española, razón primordial por la que nos invitaron a este espacio, me parece necesario decir que este proyecto se debe (en mayoría), como otros tantos proyectos que en lo individual ejercemos los aquí integrantes, a la formación recibida, donde pudimos cuestionar nuestro actuar diario, que responde al cómo vivimos actualmente y al cómo queremos vivir en México a corto, mediano y largo plazo. Por lo que no nos conformamos con el único camino que parecen tener los jóvenes actuales: nacer, estudiar (quienes oportunidad tienen), trabajar, casarse, tener hijos, y morir sin ninguna aspiración, creencia, motivación, o simple curiosidad por aprender a experimentar algo nuevo, que incite a la creación de cualquier cosa por pequeña que ésta sea.

Este proyecto, hoy inaugurado, nace de la necesidad de expresión a nivel colectivo, que no espera o necesita alguna retribución económica para su existencia. Simplemente nace de la satisfacción de crear espacios de reflexión alternos, donde se pueda crear y deshacer al antojo.

Este deseo que empieza a desvanecer en la apática comunidad estudiantil actual, debido al poco interés educativo por alentar al pensamiento crítico, nos debe consternar a todos quienes habitamos México, por no decir el Mundo. Lo que vivimos actualmente es indiscutiblemente indignante. Todos fuimos y seguimos siendo estudiantes y es nuestro deber como integrantes de esta sociedad exigir respeto, motivación y apoyo a las diversas formas de expresión, generadas en base a la crítica, antes de que desaparezcan proyectos como este, antes de que sigan desapareciendo estudiantes.

No necesitamos estar muertos para ser invisibles, el ser ajenos a esta problemática nos está matando. Es nuestra responsabilidad abrir los ojos de quienes no quieren ver y quitar la etiqueta de revoltoso (por mencionar sólo una) al estudiante o al que inicia a ejercer sus estudios, que con libertad crea toda expresión crítica.

Por último agradecer al espacio, que permite y apoya a todo aquel que tiene la inquietud de crear y compartir.

Fernandad HP

Adheridos al escrito: Jimena Acosta, Jorge Trujillo, Jerónimo Sainz, Ana Galán, Triana Parera

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